Del 4 y el 8
Que hacer con lo que no esta? Con lo que no contabilizamos. Tuve un jefe que me enseño "lo que no se puede contabilizar no se puede controlar". Pero eso aplica para todo? En aquel entonces trabajaba para una distribuidora de textil y confección. Coordinaba las bodegas de almacenaje, pedidos y despacho. Mucha tela, mucha ropa, mucha gente.

El inventario era nuestra biblia. Este lo veían los jefes nacionales e internacionales. Por lo que era indispensable que estuviera lo más preciso, actualizado y organizado posible. Pero nunca faltan los huecos. Si se tiene control estricto, vigilancia permanente y sistematización, los huecos serían pequeños, de lo contrario, se podría uno topar con algo como los hoyos negros del espacio.
Cuando comencé a bailar salsa, aprendí que la música se lleva en ocho tiempos, por lo que los pasos también. O más o menos parecido. Pero cuando el instructor cuenta los tiempos, dice: 1-2-3...5-6-7. Al comienzo, todo alumno nuevo pregunta por el 4 y el 8?, porque no se comprende que pasa en esos "puntos ciegos".
Pero cuando ya te metes más en ese mundo vez que hay infinidad de cosas que puedes lograr en esos pequeños segundos no tan perdidos. Adornos, repiques, rodilleos y muchas cosas más.
Así pasa en la vida diaria. Cada vez es más difícil hallar espacios durante el día que podamos llamar "nuestros". Las empresas demandan más tiempo de sus empleados. Debes correr todo el tiempo. Las distancias del trabajo a la casa son mayores, con un tráfico cada vez más caótico. Y se nos va pasando las horas y la vida sin disfrutar de la simplicidad de lo que nos rodea.
En esta ciudad aprendí a leer en los buses. He visto gente que teje o borda mientras va o vuelve del trabajo. Amo leer. Y cuando llego a casa, a veces estoy tan cansada que no paso de dos páginas. Pero por el contrario, un choque vehicular podía dejarme dentro de un bus hasta más de dos horas, sobrecargarme de rabia, incomodidad, y hacerme cada vez más insatisfecha. Entonces decidí siempre cargar un libro en el bolso. A veces leo más de uno a la vez, pues los más grandes no los llevo conmigo para evitar el peso en mi espalda. Pero me transportan a sitios fantásticos y el tiempo pasa más velozmente.
Siempre conseguiremos la forma para hacer aquello que nos llene el alma de alegría y la cabeza de sueños. Aunque eso implique levantarnos un poco más temprano, para meditar o ejercitarnos, armar un rompecabeza en la noche o batir una torta en la madrugada. Menos TV y más besos. Alimenta la cabeza y el espíritu, entra en sincronía con esta aventura llamada vida.
Pero no olvides llenar los pequeños espacios que quedan entre lo que debemos hacer, con lo que queremos hacer. Esto nos mantendrá equilibrados y sonrientes.