Profesión?... Bailarina!
Aplícate base, sombras y delineador. Píntate las uñas, ponte la media velada y la micromalla. Ruega que tu amigo, el grandote, te amarre el postizo del cabello. Camina en tacones. Saca la cola, sube el mentón, mete la panza, sonríe, coquetea, proyecta, pero sobretodo baila.
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Baila como si el mañana no existiera. Baila como si de ello dependiera el futuro, tu futuro. Baila como si pudieras ver sonreír a Dios! Baila, hasta sentir que dejaste el alma en el escenario. Hazlo con dicha y concentración para no olvidar nada. Grita! No desde la garganta, sino desde el estómago. Bota el riñón, impresiona al jurado. Muéstrale al mundo entero y a ti mismo, tu pasión por la salsa.
Así fueron estos últimos 4 días. Fin de semana de competencia nacional. En la ciudad de la eterna primavera, la hermosa capital de la montaña, la muy tecnológica Medellín. Con partido del Nacional incluido, y lamentablemente perdido contra Cali. Pero aún así, la ciudad tuvo la excusa para vestir de verde ventanas y puertas y hasta las mascotas lucían orgullosas sus camisetas de la selección. Verde que te quiero verde.
Durmiendo con 13 desconocidos. Compañeros de ensayo y esfuerzo, pero nunca antes de convivencia. Fue una experiencia enriquecedora. Te das cuenta que has madurado un poco más cuando, evalúas las situaciones y consigues salir ileso de soberanas faenas.
Solo eran 120 segundos donde las diferencias se esfuman. Donde por fin sabíamos que deseaba el corazón que latía a tu lado, y cual era el sueño inmediato del gran chico que es tu parejo. La conexión aumenta 200 veces más y trabajamos al unísono.
Justo allí, no hay ingenieros, enfermeros o doctores. Si te graduaste, o no. Si trabajas o tus padres te mantienen. Todo título deja de existir para majestuosamente ser todos, a mucho honor, Bailarines.
Eres miembro de algo más grande, de algo más fuerte, de una energía que lo envuelve todo. De una compañía que cobija y labra la pasión de cientos. Fueron muchísimos ensayos, y aún faltan. Muchos regaños, y aún faltan. Una competencia, y aún faltan. Pues esta, apenas, fue la primera.
Tengo poco tiempo haciendo esto y jamás me sentí bailarina. Siempre fui una ingeniera que tenía un hobbie. Siempre entrenaba cuando todo en la oficina estaba hecho. Cuando me sobraba tiempo. Ahora lo cosa cambió. Tomó el rumbo que me negaba a aceptar. Cómo un río que busca su cauce y con los años lo halla o lo construye.
Había tanta duda en el entorno, y los rivales se veían tan fuertes, que el temor invadía por momentos inesperados, los pensamientos. La ansiedad, algunas veces, se nos salía por los poros.
A pesar de las pocas esperanzas que estaban puestas en nosotros por ser los más pollitos de la organización, el ímpetu nos permitió pasar a la final. Y aunque no conseguimos el podium, la gloria vive aún en los corazones de estos 14 osados.
Todo sale de nuestro bolsillo. Nada es patrocinado. Pasajes, hospedaje, vestuario, maquillaje, alimentación, transporte. Todo, todo, lo costeamos nosotros mismos. Visto por quienes no bailan, es muy loco y poco práctico. Pero para quiénes el baile nos llena el alma, es una inversión.
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Invertimos en talleres, en trabajo arduo, en posicionarnos en el medio. En pisar aquel gran espacio de cemento pulido, y sentir las luces en los ojos. En poder conocer y hasta disfrutar de una pieza musical, con aquellos que seguimos por años en las redes sociales, admirando su talento y recibiendo sus calificaciones con aceptación y humildad.
Vuelos cancelados, vehículos volcados, tacones partidos y hasta vidrios rotos formaron parte de esta "Serie de eventos desafortunados", que no lograron evitarnos recibir los aplausos y las múltiples felicitaciones de espectadores emocionados y hasta sorprendidos, por el buen espectáculo que brindamos.
Gracias a mis compañeros, a mi bella directora. A mi parejo fantástico, paciente y disciplinado. A mis nuevos grandes amigos (los del uber) que está competencia forjó. Y a la inmensa familia de la que hoy soy parte. Esta primera vez, fué más que maravillosa.
Gracias a la danza, gracias a la salsa, gracias a la terquedad, persistencia y constancia que vive en cada uno de los miembros de esta nueva, y un poco disfuncional, familia. Gracias al Padre amado, hoy soy más feliz!